El verdadero valor del oficio
A pesar de las ventajas de la microfusión o de las impresoras 3D, las habilidades del trabajo artesanal no han desaparecido de este oficio. Más bien se han revalorizado, porque durante el proceso de fabricación siempre hará falta la experiencia y la habilidad del artesano. La creación del modelo maestro es quizás el momento más “artístico” de todo el proceso, cuando el joyero artesano saca a relucir todo su talento.
El modelo maestro puede ser una pieza modelada en cera o en metal, o a partir de los dibujos y bocetos del diseñador de joyas. También puede ser la réplica de una pieza dañada, a la que le faltan partes o ha sufrido daños. Del mismo modo, creamos un modelo maestro cuando reproducimos un primer original de una pieza de museo que no admite ser copiada directamente. En cualquier caso, este positivo es el primer paso para todo el proceso.
La experiencia de un buen artesano marca la diferencia
Antes de comenzar el modelo maestro, el modelador ha de prever todos los problemas que se puedan presentar durante el proceso de fundición por microfusión. La mala colocación de un bebedero –la vía por donde penetra el metal fundido al molde– puede complicar la construcción del árbol de cera. Incluso, puede crear un fallo grave durante la fundición o que el metal no llegue a todos los rincones del molde. Es imprescindible que el creador del modelo maestro tenga, además de habilidades manuales, un profundo conocimiento de todas las etapas del proceso de producción.
La pieza original puede crearse en metal, en cera de modelar o a través de una impresora 3D.
Importante: la cera de modelar es diferente y de mayor dureza a la cera destinada para la inyección en moldes. En cualquier caso, se necesitan determinadas habilidades, conocimientos y experiencia para crear un buen modelo maestro. Ya sea conocimientos de informática y de modelado 3D como habilidades para esculpir, tallar, grabar y labrar a mano, la pericia del artesano es imprescindible.